jueves, 22 de octubre de 2009

Llueve.

Por fin. Por fin te he olvidado.
Con todas sus acepciones, con todas las letras.
Siempre pensé que en el momento en el que te viera se me caería el alma a los pies, dejaría de respirar, se contraerían todos y cada uno de mis músculos y me quedaría en el sitio sin parar de llorar.
Lo que nunca pensé es que, gracias a estos dos años y una nueva ilusión a mi lado, ese momento nunca llegaría. Lo que nunca pensé es que verte no hiciera ninguna mella en mí ni provocara ningún tipo de reacción, sólo alegría. Alegría de haberte borrado. Alegría por tener esa sensación de haberme descolgado por completo, por no depender en absoluto de ti.
Ha sido un trabajo duro... Lo recuerdo. Hace dos años y siete días que nos conocimos, y todo ha cambiado mucho desde entonces. Fueron muchas horas, muchos días, muchas teclas, muchas letras que iban formando aquellas palabras, aquellas palabras de las que me enamoré y de las que me he estado alimentando tanto tiempo. Pero ya no necesito eso.
No las necesito en absoluto, ni tampoco saber de ti, ni tampoco tengo esa necesidad de verte. Porque ya lo he hecho. He visto que lo que significaste para mí antes era un todo y ahora es un absolutamente nada.
Me cuesta creer que lo he conseguido, me parece alucinante que por fin sea así, y lo que se me hizo eterno ahora me parece un punto muy pequeño en la larga línea de mi vida. Por una parte, me da pena el perderte. Sí, perder ese cachito de mí, perder eso que tanto tiempo ha ocupado en mi corazón y en mi cabeza durante tantos días de mi vida. Por la otra parte, por fin soy feliz.
No se me cayó el alma a los pies, no dejé de respirar, no se me contrajo ningún músculo y no me eché a llorar.
Todo esto gracias a mucho esfuerzo, mucho sudor y, sobre todo, muchas lágrimas.
Supongo que también le tendría que dar las gracias a otra persona que cada vez va cogiendo un sitio más grande, pero eso ya se verá, ya escribiré sobre ello en su momento, porque se merece algo exclusivo para él y no se merece compartir ni tener nada en común contigo.
Lo siento, eso es así, la vida es así. Se acabó. Acabaste para mí. Esto es lo último que escribo sobre ti... Cuesta creerlo, ¿verdad?
Hace mucho que ya no provocas nada en mi interior, que no reacciono por ti, que ya no me importas.
Sin embargo, ahora es otra persona la que sí me importa y que hace que se me vuelque el estómago.
Game over. Más bien, jaque mate.

No hay comentarios:

Publicar un comentario