jueves, 5 de noviembre de 2009

Ñam.

Ha llegado el momento de escribir sobre ti. No sé en qué sentido, simplemente voy a dejar que mis sentimientos fluyan, a lo mejor descubro así lo que siento realmente.
Dentro de nada hace un mes desde que nos conocimos en persona, se me ha pasado volando, la verdad.
Creo que ese viernes 9 de octubre lo voy a recordar durante mucho tiempo. Hacía mucho que no sentía esos nervios ni ese vacío en el estómago. Miradas furtivas, leves roces. En eso quedó todo.
A la semana ya me tenías de nuevo allí, ambos sabíamos lo que había, pero era mejor no hablar, para qué decir lo evidente. Cada vez que tus ojos se encontraban con los míos te imploraba un beso... Quién iba a decir que iba a ser yo la que te lo iba a dar a ti. Sentirte tan cerca, tanta complicidad... Es algo que no pude evitar. Nada más escribir esto empiezan a despertar algunas mariposas en mi estómago...
Algo tuviste que mover en mí para que ver a mi ex no significara absolutamente nada, eso es lo que me mueve a apostar por esto y hacer el esfuerzo de ir a verte cada fin de semana.
Cada día es más intenso, cada día soy más adicta a tus labios, tus besos, tu lengua, tus manos... Es preocupante, no quiero volverme una adicta antes que tú.
La verdad es que despiertas en mí gestos que no ha despertado mucha gente; un abrazo me da seguridad, un beso en la frente me da la vida, una mirada me para el tiempo.
Al igual que tus manos sobre mi piel provocan que todo mi cuerpo reaccione con una explosión, que se me erice la piel y que ansíe más travesuras, que recorras cada centímetro de mí y que yo pueda saborear cada centímetro tuyo.
Mueves mis dos polos, me conmueves con una mirada tierna y me provocas de sobremanera con sólo un vistazo, cosa que poca gente ha conseguido.
Me da miedo todo, me da miedo que se acabe de repente, sin más, que me quede de nuevo colgando y sin nada que hacer, sin ninguna explicación, sin ninguna lógica. También pienso que quien no arriesga no gana, que tengo que jugar, que tengo que apostar por esto y exprimirlo al máximo, ya que sé que eres especial. Tal vez si esto acaba súbitamente y me quede destrozada lea esto con rabia y pretenda borrarlo, pero es lo que siento ahora mismo. Me pido a mí misma no hacerlo en un acto de madurez. Lo que pretendo decirte es que te estás ganando un hueco en mí, cosa que no consigue nadie desde hace dos años y cosa de la que me alegro. Sé que mereces la pena, me gustaría que fueras mío, y ya sabes que yo puedo ser tuya.

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